El término gaman, muy relacionado con el término gambaru y también con la expresión shoganai, puede traducirse de muchas maneras: capacidad de autocontrol, de tener paciencia, de aguantar lo indecible, de resistir ante la adversidad, de aguantar con dignidad y fortaleza, capacidad de superación, de sufrir estoicamente, de perseverar con paciencia, de aguantar y resistir ante los reveses de la vida… Pero es un concepto que siempre tiene en cuenta al otro, es decir, implica el no convertirse una carga para el resto y no incomodar al grupo, para mantener de esta manera la armonía social (o wa). Así pues, gaman no es sólo algo que hacemos para nosotros mismos, sino también algo que hacemos pensando en los demás. El término gaman encierra toda una filosofía de vida muy importante a la hora de entender y analizar los japoneses. Después del fuerte terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, los japoneses sorprendieron al mundo occidental por su manera de reaccionar ante la desgracia.
En el tsunami de 2011 los japoneses apelaron a su gaman, aguantando en ese momento inaguantable y aceptando con suma paciencia y dignidad la adversidad.
Muchos periodistas de medios occidentales definieron la actitud de los japoneses como “calmada”, mientras otros fueron más allá y afirmaron que parecían “no tener sentimientos”, calificándolos de “fríos e impasibles”. La ignorancia sobre el pueblo japonés hizo que se sacaran conclusiones simplistas. Pero a la hora de analizar aquel desastre, hay que tener en cuenta que los japoneses apelaron a su gaman, aguantando en ese momento inaguantable y aceptando con suma paciencia y dignidad la adversidad. Confiaron en sus fuerzas para volver a levantarse, suprimiendo sus deseos más íntimos y egoístas en defensa de todo un pueblo, en pro del bienestar del grupo.
El gaman es un concepto que siempre tiene en cuenta al otro, es decir, implica el no convertirse una carga para el resto y no incomodar al grupo, para mantener de esta manera la armonía social.
Hay quien traduce el concepto de gaman como “aguantar lo inaguantable”, recordando las palabras que el emperador Hirohito (1901-1989) pronunció a la nación cuando Japón se rindió de manera incondicional ante Estados Unidos y las fuerzas aliadas al final de la Segunda Guerra Mundial. Al respecto, es preciso advertir no todas las situaciones deben tener semejante grado de dramatismo para utilizar el término gaman. El gaman también se emplea en la vida diaria cuando, por ejemplo, se deben aguantar trenes absolutamente abarrotados, cuando se debe hacer silencio ante un superior (por aquello de la jerarquía) o cuando hay que trabajar demasiadas horas… en todas estas situaciones entra en juego el gaman, el respirar hondo y aguantar(se).